Fiestas de fin de año: «Ni la cerveza cura ni el vino adelgaza»
Publicado el Thursday, December 10, 2015
Cada semana se publican en los medios supuestos estudios científicos sobre los efectos saludables de determinados productos: están financiados por
Cada semana se publican en los medios supuestos estudios científicos sobre los efectos saludables de determinados productos: están financiados por las industria que los fabrica.
La agencia de noticias Associated Press acaba de destapar un nuevo escándalo en la alimentación en Estados Unidos. Coca-Cola pagó 1,5 millones de dólares a una organización de lucha contra la obesidad, Global Energy Balance Network, para propagar en los medios la idea de que sus bebidas no son responsables de esta epidemia. El caso es un ejemplo más de cómo la industria que elabora productos históricamente poco saludables planta cara a las voces críticas: financiando organizaciones para que difundan estudios presuntamente científicos que promuevan su consumo. Y que de paso contradigan la evidencia y el consenso científico independiente.
Esos estudios se suelen transformar en titulares del estilo «La cerveza baja el colesterol»o «El vino previene la caries». ¿Cómo podemos poner en su sitio estas noticias buenrollistas carentes de cualquier tipo de recomendación seria? Hay ejemplos a patadas, pero para ilustrar la cuestión de manera rápida y comprensible, usaremos dos de los más habituales: las bebidas alcohólicas y del azúcar.
En el primer caso, en las noticias nos encontramos casi a diario con montones de mensajes complacientes que destacan un determinado beneficio sobre la salud gracias a su consumo. A menudo podemos asistir a un triángulo amoroso entre los productores de bebidas alcohólicas –sobre todo cerveza y vino–, determinadas entidades vinculadas a la ciencia y los medios de comunicación. La razón es más que evidente: según la normativa europea está prohibido hacer declaraciones de propiedades saludables en la publicidad o el etiquetado de bebidas con un grado alcohólico superior a 1,2%.
Por eso se hace imprescindible convertir este tipo de informaciones en una noticia en base a un supuesto «estudio científico», o un reportaje desgranando las ventajas del consumo de bebidas alcohólicas: porque en ese caso se supone que no es publicidad. Así que ese se convierte en el único escenario posible para que los productores hagan llegar a los consumidores su mensaje: el que facilitan algunos medios de comunicación con elatrezzo de «la ciencia».
Así, los titulares surgen día a día, confundiendo sobre los supuestos beneficios del consumo de vino y cerveza sin hacer la más mínima mención de sus efectos negativos, mucho más graves y completamente ocultos en el mensaje.
MANUAL PARA ENFRENTARSE A LAS NOTICIAS COMPLACIENTES SOBRE ALIMENTOS SOSPECHOSOS
1º Empecemos por lo más sencillo: ¿La noticia suena demasiado buena para ser verdad? Entonces lo más probable es que sea mentira. Desconfía.
2º ¿Aparece la expresión “se ha demostrado”, o “el estudio demostró que”, o similares? Si es que sí, pasa de página, apaga la radio o ponte a jugar al Candycrush: ningún estudio científico bien interpretado demuestra nada. Observan, estudian, concluyen que en determinadas condiciones y a determinada muestra durante cierto tiempo le pasó algo. Lo de “está demostrado” dejémoslo para las leyes científicas.
3º ¿Está alineado el mensaje con las más elementales y actuales recomendaciones dietéticas? Tal y como dice Ben Goldacre, autor de Mala Ciencia (Planeta de libros, 2012): “Hay pocas opiniones que sean tan absurdas como para que no haya, al menos, una persona con un doctorado en alguna parte del mundo que las suscriba y respalde a beneficio de quien sea”.
4º ¿Se hace referencia a que la noticia parte de un estudio científico publicado? Busca el enlace o la fuente original y pasa al punto quinto. Si no se facilita el acceso a la fuente original, no te fíes.
5º Por último, Si tienes suerte y logras acceder al estudio original, contrasta la metodología del mismo: el número de la muestra, el tipo de estudio (de revisión, intervención u observacional son elementos típicos), el tiempo que abarca, etcétera.
Volviendo a hablar de Coca Cola, hace apenas un par de meses se hicieron públicas las salvajes cantidades de dinero que invierte para mantener en nómina a científicos de renombre, con el fin de desvincular el consumo de sus productos con la obesidad. Y es que aquello de que los valores no están en venta es difícil de mantener cuando se empiezan a sumar tantos ceros a la derecha. Si la reprimenda moral debieran llevársela quienes ponen su profesionalidad en venta, quienes la compran, o ambos, sería sin duda otro interesante debate…